domingo, 10 de mayo de 2009

Capitulo 8

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Después de un periodo de tiempo, subiendo una colina de difícil acceso que quedaba frente a Rashaya, miró Tej hacia atrás para encontrar que el pueblo estaba sufriendo el salvajismo y la ferocidad del los colonialistas…

Se veía el humo saliendo de las casas alcanzadas por el peine (en el idioma militar) de los soldados… paró la marcha, su corazón latía fuertemente, no podía entender lo que sucedía en aquel momento, no podía creer las imágenes que sus ojos recibían, su pueblo, sus familiares, sus queridos amigos y cercanos, sus recuerdos y sueños se evaporaban, dejaron de existir y para siempre… se sentó para recuperar el aliento, porque la carga nerviosa, con el hambre y la sed se apoderaban de ella…

- “Madre, Ward se siente mal”- interrumpió los hilos de su pensamiento, la voz de su hijo mayor Ali…

La niña alegre de la sonrisa permanente tenía la cara pálida… temblaba y miraba a su madre con ojos tristes… la madre pensó que de pronto se debe a la falta de comida… la recibió para darle su comida materna, la niña trataba de complacer a su madre, su cara amarilla estaba muy caliente, tenia fiebre, y seguía temblando…

En aquella época nadie entendía que los niños reciben la angustia desde el primer momento de su nacimiento… los niños nos hablan con su mirada al nacer, se comunican a través de sonrisas, gestos y lagrimas… sienten las preocupaciones y las tensiones de su entorno, también sienten la perdida de un ser querido… manejan el concepto de la energía existente en el ambiente…

Tej sentía que el ánimo de su hija estaba en decadencia, trató de darle mas leche pero fue en vano… el tiempo estaba corriendo y había que alcanzar una cueva en la cual todos los aledaños se refugiaban en sus viajes… hay que llegar antes de la noche para no correr el riesgo de encontrar algún ser salvaje fuera de los soldados… ella estaba con sus pequeños sin defensa y necesitaba darles refugio para poder también atender con calma a Ward. Siguió su camino y Ward estaba en sus brazos contemplando su cara con sus ojos tristes esta vez…

Se agotaron las municiones. Los hombres del levantamiento, que quedaron vivos con sus armas convertidas en instrumentos de hierro y madera, empezaron su retirada para escapar del pueblo… un arma sin su munición, sirve para un museo y para decoración…

La fila india de los hombres acompañados por sus hijos barones cada vez era más numerosa… los pies descalzos de aquellos pequeños era la causa de un dolor más en el corazón de sus padres al verlos humillados de esta manera…

La rabia por la impotencia es demoledora, y las manos fuertes de un campesino dejaron de ser útiles frente a las nuevas máquinas de la guerra…

El ser humano con su capacidad de razonar, algo que supuestamente lo diferencia de los otros seres, creó mecanismos para su propia destrucción… los “humanos” con su malicia se encargaron de crear su propia desgracia en la vida: la máquina de la guerra, las herramientas de la muerte, como también, las estrategias de la humillación… nada raro, el “humano” es así, porque es “humano” y supuestamente “razona”…

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1 comentario:

Campanita de BarZaires dijo...

Lo triste es razonar para hacer daño, para pensar estrategias de mal, esa es la parte triste del razonamiento, lo bonito sería razonar para impedir males, para evitar guerras, para salvar vidas, aunque eso no debería ser necesrio razonarlo, debería ser una medida natural, sentir con el corazón, dejar de un lado la mente, y ser capaces de dialogar y darse cuenta de la inutilidad de las guerras, porque ¿realmente para que sirven?, cuanto más fácil no sería vivir y dejar vivir.
Un beso grande amigo.